domingo, 7 de noviembre de 2010

Superación

El viernes subí los montes de Gredos, llegando a Laguna Grande, me hubiera gustado llegar al Almanzor, pero se me habría hecho de noche... Mientras a duras penas caminaba, fue filosofando, sacando una teoría muy valiosa.

Cuando te dispones a subir, esperas llegar y ver el paisaje que se encuentra allí arriba, pero cuando empiezas a subir y subir cuestas de rocas, te das cuenta de que es algo muy pesado, te duelen los pies, los gemelos, tienes calor, el sol te quema... Sin embargo el truco está en no pensar en ello, sino mantener una paz mental absoluta, si te dedicas a disfrutar de lo bello del paisaje, a disfrutar de la naturaleza en pleno esplendor y disfrutar estando con amigos haciendo aquéllo, te das cuenta de que el trabajo es más ameno, apenas cansa y te encuentras feliz. Es psicológico, manteniendo alegría en la mente, jamás te cansarás ni te rendirás en la subida. Cuando descansas, hazlo de una manera productiva, siéntate si quieres, pero muy poquito tiempo, y bebe uno o dos tragos de agua, nada más y aprovecha para coger un poco de aire y ver las cabras montesas o el paisaje. Luego continúa caminando con buen humor, cuando llegas a un lugar bello, te das cuenta de que ha valido la pena el esfuerzo y si miras abajo, verás que todo el mundo está a tus pies y nada puede vencerte. Y por ejemplo, mi meta era llegar a Laguna Grande, y pensé que era invencible cuando miraba abajo varias veces antes de llegar, pero no me contenté con haber llegado ahí, sino mantuve la esperanza de que aún quedaba un largo trecho hasta llegar a la laguna, que no era el fin del camino.
Es un placer extraño que nos ocurre a pocos, sentimos placer con el esfuerzo y ver que con esfuerzo hemos conseguido algo propuesto, que somos fuertes, somos alguien y podemos conseguir lo que queramos, el dolor de pies, la sed y el cansancio apenas importan entonces. Cosa que, si más gente lo viera así, sería realmente feliz de veras.

Ésto en sí es una metáfora. En la vida, hemos de proponernos una meta, por ejemplo, en la mía es crear interés por el arte, como dije en una entrada anterior. Aún queda muchísimo para ello, de hecho, es mejor no plantearse cuánto tiempo queda para llegar. Debemos disfrutar del camino, entender que somos afortunados de seguirlo, de hacerlo con compañía... pero sin descentrarse demasiado con lo bello y seguir el sendero, con cuidado de no tropezar en él, pisando mal una roca del camino. Descansemos a veces, pero de manera productiva, no hay que permitir que la mente no haga nada, aprendamos mientras, saciemos nuestra sed, sin excesos, pues pueden impedir que sigamos el camino con seguridad o que nos desviemos. Sobretodo, repito, debemos estar felices de vivir el momento, que aún seguimos el camino, que hay cosas bellas en él que apenas percibimos, que en el fondo somos felices, y disfrutar siguiéndolo, ya llegará algún día nuestra meta. Cuando hemos hecho gran parte del camino, nos sentiremos felices, si hemos llegado hasta allí, nada puede pararnos, somos superiores a mucha gente y somos los más fuertes del mundo, pero aún así sabemos que esa no es la meta, que aún queda mucho más camino que hacer y nos alegramos de que el final de nuestra aventura no haya acabado, que podamos seguir haciendo cosas.
Y ya de viejos, habiendo conseguido lo que nos propusimos o simplemente sonriendo porque las cosas, aunque hayan salido de otra manera, sentimos que están bien, moriremos sabiendo que hemos dejado huella en alguien, que hemos sido grandes, fuertes, el mundo no se ha apoderado de nosotros y seremos inmortales, inmortales viviendo en la memoria de todas las personas que nos han amado.

2 comentarios:

  1. Me encanta, lástima que no pueda imitar ese modelo de vida en la práctica...

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  2. puedes, eres joven, la clave es tu fuerza para hacerlo

    sí, hablo como un viejo, en realidad tengo 103 años y sigo fresshhquísimo xD

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