viernes, 19 de noviembre de 2010

Momo


¡Qué placer volver a las andadas, después de dos duros exámenes que han absorbido todo mi tiempo libre!

Hoy, amigos, al no tener nada que hacer me he puesto a ver la película Momo. Para quien no sepa qué es, os cuento un poco el argumento.
La historia trata de una pequeña ciudad feliz. Un día aparece una misteriosa niña con un abrigo enorme, sin familia ni un origen cierto. Pronto hace muy buenos amigos que la quieren y todos viven alegres jugando. Pero un día unos hombres de color gris llegan y empiezan a comerle la cabeza a todo el mundo obligándoles a ahorrar tiempo, diciéndoles que tienen que darse prisa en todo lo que hagan para no perderlo. Éstos hombres existen sólamente porque los humanos se lo permiten, alimentándose del tiempo que les quitan a los seres humanos. Consiguen convertir la pequeña ciudad en una ciudad en la que todo se hace con prisa y se ha perdido completamente todo contacto humano, y la gente es controlada por los hombres grises. Momo tiene que evitar que éstos consuman más tiempo para así poder destruirlos.

La moraleja, muy obvia plasmada en esta película es la siguiente, os explicaré las conclusiones propias que he sacado al igual que hice cuando hablé del pico Almanzor.

Los hombres grises representan a los altos cargos de la sociedad capitalista en la que vivimos. Viven para absorber nuestra vida, haciéndonos consumir, consumir y consumir sus productos, convenciéndonos de que no podríamos vivir sin sus productos. Obviamente, éstos existen porque nosotros se lo permitimos, somos quienes nos dejamos engañar por sus trampas y les vendemos nuestras vidas.

Si todos nos dedicáramos a buscar la felicidad en lo más simple y natural, sin duda seríamos realmente felices.

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